Sindicalistas de Túnez, Senegal, Marruecos, y España estudian estrategias conjuntas para defender los derechos de las mujeres
LAURA VILLADIEGO
Faiza Chehibi apenas se sorprende ya de los abusos laborales contra las mujeres que se encuentra cada día en su trabajo como sindicalista en Túnez. Discriminación salarial, agresiones en el lugar de trabajo, o la violencia doméstica son habituales en su país, cuenta. Sin embargo, no esperaba encontrarse con relatos tan similares a los de su país, pero en labios de compañeras de Marruecos, Senegal e incluso España. “Yo trabajo en el sector de los cuidados y en los centros de asistencia y he encontrado que los problemas que vivimos en Túnez, son prácticamente los mismos en todo el mundo”, explica la sindicalista de la Unión General de Trabajadores de Túnez (UGTT).
Chehibi participó el pasado mes de noviembre en en el Encuentro Afromediterráneo, organizado por la Fundación 1º de Mayo y la Secretaria de Internacional y Cooperación de Comisiones Obreras y que se celebró en la sede de CCOO Catalunya. Junto a ella, otras 9 compañeras procedentes de Marruecos, Senegal y España compartieron sus experiencias sindicales en un foro en el que también estudiaron estrategias conjuntas para hacer efectivos en sus países los convenios 189 – sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos – y 190 – sobre la violencia y el acoso en el lugar de trabajo – de la Organización Internacional del Trabajo.
“Este intercambio nos ha permitido ver que es algo que se mueve en todos los países, incluso si los resultados no siempre llegan. Pero los sindicatos se mueven, las mujeres se mueven”, asegura Fambaye Ndoye, miembro de la Junta directiva de la Unión Nacional de Sindicatos Autónomos de Senegal (UNSAS) y otra de las participantes en el encuentro. “Queremos que este trabajo [el de cuidados] salga de la precariedad para convertirse en un trabajo decente con una garantía de toda protección social, que dé dignidad a estas personas”, continúa Ndoye. “Nos hemos reunido para decir basta ya de violencia contra las mujeres. Basta de violencia en el puesto de trabajo, violencia en casa, violencia en la calle”, añade Cristina Faciaben, secretaria de Internacional y Cooperación de CCOO.
Los convenios 189 y 190 son dos de las principales herramientas aprobadas por la Organización Internacional del Trabajo para dignificar las condiciones de trabajo de las mujeres trabajadoras. El primero regula las condiciones laborales y los derechos de las trabajadoras del hogar, un sector altamente feminizado. Entre los derechos reconocidos están las horas mínimas de descanso o el salario mínimo. Ha sido ratificado por 36 países, entre ellos España – aunque entrará en vigor a finales de febrero de 2024 -, pero no por Marruecos, Túnez ni Senegal.
Según el convenio 189, los países firmantes deben establecer los mecanismos necesarios para asegurar la libertad de asociación y la libertad sindical y el reconocimiento efectivo del derecho de negociación colectiva para las personas trabajadoras en el sector doméstico; la eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio; la abolición efectiva del trabajo infantil; y la eliminación de la discriminación en materia de empleo y ocupación. Según el Fondo Global para Acabar con la Esclavitud Moderna (GFEMS en sus siglas en inglés), el trabajo doméstico es el sector con más trabajo forzoso. Se estima así que hay unas 3,8 millones de víctimas en todo el mundo, muchas de ellas mujeres migrantes que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Además, según UNICEF, más de siete millones de niños, la mayoría niñas de entre 5 y 11 años, tienen trabajos domésticos que podrían considerarse trabajo infantil.
El convenio 190 es el primer tratado internacional que reconoce el derecho de toda persona a un mundo laboral libre de violencia y acoso, incluidos la violencia y el acoso por razón de género, según la OIT. El convenio, que está complementado por la Recomendación 206, protege a las personas trabajadoras no sólo durante el lugar físico de trabajo y sus horas laborales, sino en todos aquellos lugares o situaciones que tengan relación con el empleo o sean resultado del mismo. Esto incluye también las comunicaciones relacionadas con el trabajo, incluidas las realizadas por medio de tecnologías de la información y de la comunicación.
La violencia en el trabajo afecta a casi una de cada cuatro personas trabajadoras – un 23% en total – según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la organización benéfica mundial independiente Lloyd’s Register Foundation (LRF) y la empresa de análisis y sondeos Gallup. La mayoría de los trabajadores afectados aseguran haber sufrido violencia y acoso psicológicos en algún momento de su vida laboral, con un 17,9% del total. Por su parte, un 8,5% de personas trabajadoras aseguraron haber sido víctimas de violencia física no sexual, especialmente hombres, mientras que un 6,3% denunciaron haber sufrido acoso sexual, “estando las mujeres especialmente expuestas”, según la OIT.
El convenio 190 sido ratificado también por 36 países y, de nuevo, ni Túnez, ni Marruecos, ni Senegal están en la lista. “El acoso es un tema que es en ocasiones tabú en varios países donde hay legislaciones que no llegan a tratar el asunto o a resolver esos problemas a los que la mujer trabajadora se enfrenta”, explica Aida Mehrez, de la Oficina Nacional de Mujeres Trabajadoras de la UGTT. “Y hablamos de mujeres porque ellas son las más vulnerables, quienes sufren más violencias (en el puesto de trabajo)”. “En Marruecos hemos realizado muchas campañas de sensibilización hemos hecho mucho trabajo para que esta convención sea ratificada y entre en vigor y beneficie a toda la población, no sólo los sindicatos”, añade Saida Aziz de la Unión Marroquí del Trabajo (UMT).
En España, aunque ambos convenios han sido ratificados, su aplicación sigue siendo un reto debido a que muchas mujeres, principalmente migrantes, desarrollan su trabajo en la economía sumergida. “Los sindicatos tienen un papel fundamental a la hora de defender los derechos de las mujeres migrantes y garantizar que sus voces sean escuchadas y sus derechos laborales reconocidos”, explica Ofelia de Felipe, técnica del Instituto Paz y Solidaridad, de la Fundación 1º de Mayo.
A tal fin, la iniciativa “Por la igualdad de las trabajadoras tunecinas a través del trabajo decente”, apoyada por la AECID, culminará su andadura en este 2024 con la finalización de una serie de estudios y actividades centradas en dignificar el trabajo de cuidados, contribuir al empoderamiento político y económico de mujeres, mejorar la incidencia política en la lucha contra la violencia, y aumentar la representatividad de las mujeres y su presencia en los espacios de toma de decisiones, en particular, sindicales.