En este artículo caracterizamos la movilidad al trabajo y establecemos la relación entre teletrabajar y un modelo de movilidad al trabajo más sostenible. Además, planteamos cómo incluir la movilidad al trabajo en los planes de movilidad de empresa.
Por ALBERT VILLALONGA
La movilidad al trabajo es el primer motivo por el que nos desplazamos cotidianamente en España y es en esta movilidad cuando más se utiliza el vehículo privado con motor de combustión. Asimismo, es cuando se hacen los desplazamientos cotidianos más largos con todos los impactos ambientales, sociales y económicos que conlleva este modelo de movilidad predominante. En consecuencia, el objetivo debe ser disminuir estos desplazamientos para que, se reduzcan los efectos negativos que genera este modelo de movilidad al trabajo. Por ello, junto con otras medidas como puede ser el fomento de los modos sostenibles (desplazamientos a pie, en bicicleta y en transporte público), la implantación del teletrabajo puede favorecer una movilidad más sostenible, aunque en este caso sea por su ausencia y no por el fomento de otros modos como alternativa el uso excesivo del vehículo privado. Por esta razón, algunas empresas o administraciones públicas lo han incorporado como modalidad organizativa, o pretenden hacerlo, esgrimiendo, como uno de los argumentos principales la disminución del tiempo dedicado a los desplazamientos, en beneficio de la conciliación de la vida laboral y personal, pero también por los beneficios ambientales, sociales y económicos que puede acarrear en relación con la disminución de la movilidad.
Los impactos negativos de desplazarse al trabajo
El uso masivo y excesivo del vehículo privado para desplazarse al trabajo, porque generalmente no se tienen alternativas útiles para hacerlo de otra manera, provoca una serie de graves impactos que perjudican a los trabajadores y las trabajadoras, pero también a la ciudadanía en general y, sin duda, acaban por afectar a la competitividad del tejido productivo.
Uno de los impactos negativos más evidentes es la elevada tasa de accidentalidad que conlleva que los accidentes in itinere se hayan convertido en una de las primeras causas de accidentes laborales. Son alrededor del 10% del total de accidentes y el 20% de los accidentes mortales y no han parado de crecer en los últimos años.
La movilidad al trabajo también es un factor de exclusión social pues no toda la población laboral tiene acceso al coche que en muchos casos es el único modo para desplazarse a los centros de trabajo. No pudiendo optar a ciertos puestos de trabajo por algo ajeno a las capacidades laborales, lo que, además, distorsiona el mercado de trabajo. La dispersión de los centros de trabajo alejándose de las zonas residenciales y la creciente congestión del tráfico provocan un aumento del tiempo dedicado a los desplazamientos en detrimento de la conciliación de la vida laboral y personal. Pero, también, el simple hecho de conducir o el verse atrapado en un atasco y la búsqueda de estacionamiento sumado a la incertidumbre de llegar o no tarde al trabajo, provoca estrés y cansancio. Una de las consecuencias es que el 65% de los accidentes in itínere de tráfico se producen en el trayecto de ida al trabajo. Otro impacto negativo es el incremento de los costes directos de los desplazamientos por el uso y tenencia del automóvil en detrimento de las economías personales o familiares. La movilidad al trabajo significa una merma salarial considerable que algunos trabajadores no pueden asumir o que, si lo hacen, disminuye la renta disponible.
Otro de los impactos negativos es el consumo excesivo e ineficiente de energía en forma de combustibles fósiles. Una energía con precios al alza y volátiles que nos hace dependientes del mercado exterior pagando una factura muy alta que afecta la balanza comercial del país. Pero, sobre todo, es la causa, primordial del deterioro ambiental consecuente del transporte.
El tráfico rodado es uno de los máximos responsables de las emisiones de CO2 a la atmósfera provocando el cambio climático. Con graves consecuencias globales ambientales y en el bienestar de las personas. Las emisiones de gases y compuestos contaminantes, principalmente dióxido de nitrógeno y micro-partículas que afectan a la salud agravando los problemas relacionados con los sistemas cardiovasculares y respiratorios son otro impacto fuertemente negativo. Llegándose a producir más muertes por estas patologías que por los accidentes de tráfico. También la contaminación acústica está principalmente relacionada con el transporte en las zonas urbanas. El ruido del transporte puede causar también daños físicos sobre la salud. Y está considerado por la OMS (Organización Mundial de la Salud) el segundo problema ambiental en Europa.
El aumento en los precios del combustible, los tiempos de viaje más largos debido a la congestión del tráfico tienen un gran impacto en el poder adquisitivo de los empleados, su calidad de vida, en el riesgo de padecer accidentes y en el medio ambiente. Sin embargo, las tareas que realizan los trabajadores y las trabajadoras, a menudo se basan en herramientas digitales cuyo uso no está vinculado a un lugar en particular. Entonces uno se puede preguntar, ¿Por qué hacer tantos kilómetros y dedicar tanto tiempo para llegar a una oficina y encender un ordenador? En este contexto, el principal objetivo del teletrabajo es substituir los desplazamientos que se hacen en modos privados motorizados.
Cuánto y cómo nos movemos al trabajo
A falta de una encuesta de movilidad a escala estatal actualizada, la última es Movilia de 2006, nos referiremos a datos extraídos de diversas encuestas más actuales que caracterizaran la movilidad al trabajo. Así, la Encuesta de Movilidad de la Comunidad de Madrid realizada en 2018 estiman que un 43% de la movilidad se puede calificar de ocupacional (27% al trabajo y 16% por motivos de estudios). Dicha encuesta señala, además que un 53% de las personas utiliza el vehículo privado para desplazarse al trabajo. El resultado es extrapolable al resto del territorio estatal y puede que sea superior en algunas zonas donde el transporte público está todavía menos desarrollado que en la Comunidad de Madrid. De hecho, Informe del Observatorio de movilidad metropolitana. Transyt realizado por la Universidad Politécnica de Madrid en 2019, atendiendo al área metropolitana de 20 capitales de provincia españolas muestra que en todas las áreas se da un predominio del uso del vehículo privado para desplazarse al trabajo y que supone de media el 63% de todos los desplazamientos. Para hacer una comparativa, y confirmar el mayor uso del coche en los desplazamientos al trabajo basta indicar que en los viajes por motivos distintos del trabajo el peso del coche se reduce a un 37%, casi a la mitad, en favor de los modos no motorizados (a pie y en bicicleta) que alcanzan de media el 51% de todos los viajes, alcanzado una media del 50% de todos los viajes.
La duración media de los desplazamientos laborales “in itinere “es muy similar en diferentes áreas urbanas de España. Veamos algunos ejemplos:
- Para los trabajadores de Zaragoza, en todos los modos de movilidad, es de 23 minutos por trayecto (Encuesta sobre Movilidad al trabajo de personas residentes en Zaragoza 2015. CCOO de Aragón e ISTAS).
- En las regiones urbanas andaluzas el tiempo para ir al trabajo es de media, 22 minutos (La movilidad cotidiana en las regiones urbanas de Andalucía. La movilidad por razón de trabajo, 2011; Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, 2013).
- En el caso de la Región Metropolitana de Barcelona la media de tiempo de los desplazamientos al trabajo es de 27 minutos (Enquesta de mobilitat en día feiner 2018. Autoritat del Transport Metropolità de l’Àrea de Barcelona. 2019).
Sin duda, en las grandes metrópolis que abarcan un área de mercado laboral más amplia y los atascos son más comunes el tiempo invertido en desplazarse se multiplica.
Si vamos más al detalle para observar los intervalos del tiempo utilizado para ir y volver al trabajo, nos referiremos al caso de los trabajadores de la ciudad de Zaragoza (la única encuesta de España específica y más completa de movilidad al trabajo de un ámbito metropolitano. En el gráfico 1, vemos como la franja más habitual de duración de los desplazamientos al trabajo es relativamente baja, entre 11 y 20 minutos, en el desplazamiento de ida. Aun así, distinguimos como un 38%, uno de cada tres personas trabajadoras, tarda más de 20 minutos, para ir y 20 minutos para volver y de estas un 15%, una de cada seis, tarda más de media hora, lo cual ya empieza a ser un tiempo destacado. Pues es dedicar entre 40 minutos y más de una hora diaria en los desplazamientos por motivo laboral. Lo que puede llegar a significar entre 15 y 22 horas mensuales, 3 jornadas laborales al mes en el último caso.
Pero, además en el 9% de los casos se supera la hora y veinte minutos, yendo y volviendo al trabajo, lo que viene a ser, en el mejor de los casos, aproximadamente 30 horas al mes dedicadas a los desplazamientos al trabajo. Pudiendo llegar a haber, en casos más extremos, personas trabajadoras que dediquen para ir y volver al trabajo, lo equivalente a una semana laboral ya que implica, como si trabajaran una semana más al mes, 5 semanas en vez de 4. Dicho de otro modo, nos daría como resultado casi 3 meses al año “perdidos” en los desplazamientos al trabajo. Con lo cual el ahorro de tiempo optando por el teletrabajo puede llegar a ser importantísimo.
Visto de otra manera, en este último caso haciendo teletrabajo, por ejemplo, de forma regular 3 días a la semana nos ahorraríamos alrededor de 16 horas al mes en desplazamientos. Lo equivalente a dos jornadas laborales de 8 horas y, aproximadamente, a 22 jornadas laborales al año. Es decir, la diferencia está en que, si no teletrabajamos durante 3 días a la semana, es como si trabajáramos un mes más al año.
Parecería lógico como criterio promover con más intensidad el teletrabajo, principalmente, en aquellos casos en que los desplazamientos tengan más duración y/o no se puedan hacer en modos sostenibles. Pues, habitualmente, coincide que los desplazamientos con más tiempo invertido son mayoritariamente los realizados con automóvil.
¿Teletrabajando ahorramos en la factura del transporte?
Tomamos como base para el cálculo, la Encuesta sobre Movilidad al trabajo de personas residentes en Zaragoza realizada por CCOO de Aragón e ISTAS en 2016. Si tenemos en cuenta los 12 kms como distancia media recorrida por las personas trabajadoras de Zaragoza en coche, entre el lugar de residencia y el trabajo y cuando el desplazamiento es en coche estimamos un gasto directo de 0,45€ por kilómetro. Es una cifra aproximada para tener una referencia, pues hay cierta disparidad en el importe que proponen distintas fuentes y evidentemente, también depende de las características del vehículo y entre otras variables. El importe incluye el coste imputable del consumo de carburante, las revisiones, las reparaciones, el desgaste de ruedas, los impuestos, el seguro, etc. Tomando esta cifra el resultado puede alcanzar los 216€ de gasto mensual y 2.376€ al año. Si en este caso se realizaran 3 días semanales de teletrabajo podemos calcular un ahorro económico de unos 130€ al mes y de unos 1.430 € al año como media.
En conclusión, se puede afirmar que a más kilómetros y más tiempo invertido en los desplazamientos al trabajo más consumo de energía, más contaminación atmosférica y acústica, más emisiones de CO2, más riesgo de sufrir un accidente de tráfico, más congestión y más coste del transporte. A lo que hay que añadir menos tiempo para dedicar al trabajo doméstico-familiar, a los cuidados, a las actividades cívicas y de ocio.
Otras posibles ventajas del teletrabajo relacionadas con la movilidad
Además de lo hasta aquí mencionado, el teletrabajo supone otras ventajas si tenemos en cuenta la movilidad. Son las siguientes:
- Indirectamente, puede ser una manera de descongestionar el transporte público en horas punta, al reducirse el número de personas usuarias cuando a menudo su capacidad de transportar viajeros se pone al límite siendo muy incómodo y afectando a la seguridad, lo que puede conllevar un trasvase de pasajeros al vehículo privado.
- Al disminuir el tráfico la congestión viaria, también disminuirá, con lo que el transporte público en superficie puede ganar en velocidad comercial y regularidad dando más confianza a las personas usuarias y, en consecuencia, potenciando su uso. De igual manera, se puede liberar espacio viario para dárselo a peatones y a la circulación de bicicletas.
- Puede ser una alternativa acorde con la implantación paulatina de las zonas de bajas emisiones (ZBE) que restringen la circulación a los vehículos más contaminantes en las áreas urbanas. La nueva ley de cambio climático, de próxima aprobación, incluye la implantación de las restricciones al tráfico en las zonas de bajas emisiones (ZBE) en los municipios de más de 50.000 habitantes.
- El trabajador y la trabajadora pueden valorar positivamente la disminución de la distancia recorrida, del tiempo invertido y de los costes de todo tipo como factores para permanecer u optar a un nuevo puesto de trabajo en la modalidad de teletrabajo. Para la empresa el teletrabajo puede ser una manera de retener y captar talento al hacer más atractivo el puesto de trabajo.
- El no depender exclusivamente del vehículo privado para ir y volver al lugar de trabajo, cuando es la principal o única opción para hacerlo, puede ampliar las opciones laborales de aquellas personas trabajadoras que no tienen carnet de conducir o no poseen un vehículo privado.
- Al desaparecer la necesidad cotidiana de desplazase puede beneficiar la retención de la población de las zonas rurales con peores condiciones de accesibilidad y poca oferta laboral local, así como, la atracción de nueva población a dichas zonas; dejándose de realizar largos desplazamientos hacía los centros de trabajo. Precisamente, el RD-Ley 28/2020 de trabajo a distancia señala que una ventaja del teletrabajo es “la fijación de población en el territorio, especialmente en las áreas rurales.“
- Al evitarse desplazamientos a la periferia para ir a trabajar y, en cambio, hacerlo en zonas urbanas consolidadas puede favorecer las compras en el comercio local de proximidad del entorno donde se teletrabaje. Pudiéndose hacer estos desplazamientos de manera más sostenible como el ir andando.
Planificación y gestión de la movilidad para fomentar el teletrabajo
Como el teletrabajo se contempla como una acción favorable para alcanzar un modelo de movilidad más sostenible, la propuesta que de CCOO e ISTAS es integrarlo en los Planes de Movilidad al trabajo que desarrollen las empresas y las Administraciones Públicas. Es evidente que para alcanzar el objetivo de cambiar el modelo de movilidad y así atenuar los impactos que de él se derivan hay que planificar las actuaciones a llevar a cabo. Para ello, el Plan de movilidad sostenible de empresa (incluyendo administraciones públicas y todo tipo de organizaciones), también conocidos como Plan de transporte al trabajo (PTT) o Plan de desplazamientos de empresa (PDE), se convierte en el instrumento necesario y a su vez, en la demostración del compromiso firme de la empresa de actuar en esta dirección.
La primera parte del plan de movilidad es el diagnóstico. Consiste en un análisis de los hábitos de movilidad de los trabajadores y trabajadoras, principalmente, mediante la elaboración de un cuestionario, para así, conocer la demanda de movilidad. Igualmente, se debe analizar la oferta de servicios e infraestructuras de movilidad para acceder al centro de trabajo. Poniendo un mayor énfasis en las problemáticas y dificultades existentes para desplazarse en modos sostenibles. Si no conocemos las necesidades y las carencias difícilmente lograremos acertar con las medidas.
Con relación al teletrabajo, en la diagnosis del plan se deberá preguntar en la encuesta a las personas trabajadoras si realizan teletrabajo para así saber de antemano si se ha implantado esta práctica en la empresa y en el caso que así sea saber en qué puestos se aplica y cuántas personas lo realizan. De igual manera, que se les pregunta en que modos de movilidad van y vuelven al trabajo.
Asimismo, se deberá conocer la asiduidad y en las condiciones con que se teletrabaja. Obteniendo esta información y cruzándola con la media de kilómetros y de tiempo de los desplazamientos que realizan, sabremos los ahorros obtenidos en estas dos variables y, también, en emisiones contaminantes y CO2. En el propio RD-Ley 28/2020 de trabajo a distancia, en la exposición de motivos, se nos dice que esta práctica laboral “disminuye la contaminación en tanto decrece el número de desplazamientos y el uso de los vehículos privados y, potencialmente, tendrá efectos positivos en la emisión de gases con efectos invernadero al procurar una mayor eficiencia en el consumo de energía de las empresas.” También, sería conveniente preguntar en la encuesta, los gastos de movilidad mensuales ya que, con ello, podremos calcular el ahorro económico conseguido por teletrabajar.
La segunda parte del Plan de Movilidad es el Plan de Acción. Con los resultados obtenidos a partir de la diagnosis se ha de elaborar el plan de acción en el que se establezcan las estrategias y medidas de intervención que debe acometer la dirección de la empresa para fomentar la movilidad sostenible. El objetivo prioritario de es garantizar el derecho a una movilidad inclusiva, sostenible, saludable, segura y económica de los trabajadores y las trabajadoras, es decir, reducir la dependencia del vehículo privado motorizado para ir y volver del trabajo.
En nuestra opinión, se lleve a cabo o no el teletrabajo en la empresa, en el plan de acción se deberá incluir como propuesta la implantación o potenciación del teletrabajo y, qué actuaciones concretas se deben realizar para favorecer su extensión. El cómo y en qué puestos existe potencial para adoptar esta modalidad organizativa, en qué condiciones y con qué recursos. Así como, plantearse unos objetivos cuantificables y temporales a alcanzar.
La tercera acción es la evaluación de plan. Para hacer el seguimiento y evaluación de los resultados del plan de movilidad se deben incorporar indicadores de la evolución de la implantación y consolidación del teletrabajo. Indicadores tales, como el número de personas teletrabajadoras en cada puesto de trabajo y su regularidad.
Y, como conocemos los datos de partida hacer un seguimiento de las consecuencias del teletrabajo, en relación a la disminución de los kilómetros y el tiempo empleado en los desplazamientos, al ahorro económico del personal teletrabajador y, a su vez, las emisiones a la atmosfera evitadas. Dependiendo de la evolución de los indicadores podremos contrastar el grado de eficacia de las medidas planteadas y llevadas a cabo para promover el teletrabajo y, en el caso de que fuera necesario replantearlas por no cumplir los objetivos. En definitiva, el desarrollo del teletrabajo, con condiciones de trabajo óptimas, debe incluirse como una de las medidas a impulsar en estos planes de movilidad al trabajo. No hay una sola medida eficaz, sino que es una combinación de medidas y entre ellas una puede ser el teletrabajo