La evaluación de riesgos laborales no es suficiente: cambiar la organización del trabajo es clave para la salud mental

El caso de un trabajador que acabó con un cuadro de ansiedad por sobrecarga de trabajo refleja la importancia de tomar medidas organizativas para reducir los riesgos psicosociales identificados y evitar problemas de salud mental

LAURA VILLADIEGO

Eran los primeros meses de la pandemia y a Manuel* le dejaron solo atendiendo la cafetería de un hospital que esos días estaba especialmente concurrida. Al estrés habitual de servir los cafés y limpiar las mesas, se añadían las medidas extraordinarias de limpieza y desinfección por la Covid19. Un trabajo que, de normal, realizaba junto a otro compañero, pero que había tenido que ausentarse para cuidar a su hija, sin que la empresa lo reemplazara por ningún otro trabajador. Manuel no podía atender a todos los clientes, limpiar las mesas y fregar la vajilla para que la cafetería pudiera funcionar con normalidad observando las medidas higiénicas.

Manuel explotó. Lo encontraron en la cocina con un cuadro de ansiedad después de que se le denegara el permiso para cerrar el local unos minutos para cumplir con los aforos establecidos y para limpiarlo según las medidas de seguridad e higiene que exigía la situación de pandemia. “Me metí en la cocina de la cafetería y lo siguiente que recuerdo es despertar llorando en urgencias. Me dijeron que me encontraron sin respirar tirado en el suelo de la cocina”, relata.

Para Manuel, la crisis de ansiedad tuvo consecuencias que fueron mucho más allá de aquel viernes en el que acabó tirado en el suelo de la cocina. Desarrolló pánico a estar con gente y durante meses no podía ni siquiera ir al supermercado. “Mi cabeza estuvo muy jodida, me sentía una mierda. Me sentía que no había podido hacer mi trabajo”, recuerda.

Y, sin embargo, la nocividad de las condiciones de trabajo que sufrió Manuel ya habían sido identificadas por la propia empresa como un posible riesgo para la salud en ese puesto. Así, en una evaluación de riesgos realizada un mes antes del suceso se identificaba la alta carga de trabajo. Otra evaluación del hospital previa calificaba los riesgos psicosociales relacionados en los puestos de hostelería como “muy elevados”.

La empresa, no obstante, no tomó las medidas necesarias para evitar la sobrecarga de trabajo de Manuel. Así lo ha considerado la propia Inspección de Trabajo, después de que el caso fuera denunciado por Comisiones Obreras, quien dejó claro en un informe que no se había realizado “una planificación e implementación de la actividad preventiva derivada de la evaluación de riesgos psicosociales realizada, que abordara las medidas para eliminar, reducir o controlar cada uno de los riesgos previamente identificados y que requerían de la adopción de medidas en un plazo breve al encontrarse ese factor en una situación de riesgo muy elevada”.

La Inspección de Trabajo concluía además que las medidas tomadas eran exclusivamente informativas y no iban al origen, tal y como exige el artículo 15 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y proponía sancionar así como el recargo de todas las prestaciones por la falta de medidas preventivas. “La empresa ha abandonado las medidas primarias y preferentes, que son las que realmente hacen frente a los riesgos psicosociales desde su origen. Estas medidas preferentes serían, entre otras, el establecimiento de pausas y la contratación de más personas trabajadoras para asumir y organizar la carga de trabajo”, aseguraba el informe.

El caso de Manuel deja claro que una evaluación de riesgos psicosociales que no vaya acompañada de medidas en origen, cambiando las condiciones de trabajo es insuficiente. Según la Guía para la intervención sindical en organización del trabajo y riesgos psicosociales del Instituto sindical de Trabajo, Ambiente y Salud de la Fundación 1º de Mayo (ISTAS-F1M) y CCOO, la organización del trabajo es el elemento clave en la prevención de los riesgos psicosociales. En el epígrafe 6.2.1. hay multitud de orientaciones ordenadas por riesgos en esta línea basadas en la experiencia sindical.  

“La eterna olvidada es la prevención de los riesgos psicosociales del trabajo. Hay que evaluar esos riesgos, y eso apenas se hace, pero luego hay que tomar medidas, cambiando las condiciones de trabajo nocivas. Porque si no vas a hacer nada, ¿de qué te sirve la evaluación?”, asegura Begoña Blanco, técnica de prevención de CCOO Euskadi, quien llevó el caso de Manuel. 

 Manuel no se resignó y buscó ayuda para que se reconociera que esa crisis de ansiedad estaba relacionada con su trabajo, ya que, como en muchos otros casos, la mutua no lo consideró una patología laboral. “Nosotros pedimos el cambio de la contingencia y nos dieron la razón. Nos dijeron que era un accidente laboral”, cuenta Blanco. Blanco recuerda, sin embargo, que es importante acudir a urgencias o llamar a una ambulancia cuando se experimente una crisis de ansiedad en el trabajo. “Si esperas a volver a casa y llamas al médico de cabecera, es más difícil que lo consideren una patología laboral”, asegura.

Después llegó la resolución de la Inspección de Trabajo de Bizkaia que Comisiones Obreras considera pionera debido a que esta figura sólo se aplicaba cuando faltan medidas preventivas en temas de seguridad y accidentes, nunca en el ámbito de la Psicosociología. El próximo mes de noviembre está previsto el juicio por el que se decidirá si la empresa debe indemnizar a Manuel. Sin embargo, Manuel se lamenta de que “nadie por parte de la empresa se ha interesado por mí ni se han reunido conmigo para saber qué es lo que pasó. Aún estoy esperando una reunión con recursos humanos”.

El caso de Manuel es un paso más a la hora de reconocer que la salud mental y las condiciones laborales están estrechamente relacionadas, y que se pueden tomar medidas cambiando las prácticas de gestión laboral relativas a la plantilla en este caso, para reducir los riesgos relativos a la carga de trabajo. Así, Manuel y la acción sindical no sólo ha conseguido que se le reconozca el cambio de contingencia sino que la empresa refuerce la plantilla en los momentos de mayor afluencia. Y aunque la vuelta a su antiguo puesto tras meses de baja no ha sido fácil, asegura que ahora es otra persona. “Aquel día mataron a la antigua persona que era. Ahora soy una persona diferente. Ahora no dudaría en cerrar la cafetería”, afirma Manuel. 

*El nombre ha sido cambiado para preservar el anonimato del trabajador

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