La calima también es un riesgo laboral

CCOO del Hábitat ha lanzado la primera campaña sindical de Salud Laboral frente a los riesgos de exposición laboral frente al polvo en suspensión

AIDA SUÁREZ COUCEIRO Y LAURA VILLADIEGO

La pasada nochevieja, el archipiélago canario celebró las campanadas en medio de una nube de polvo. No es algo raro en Canarias, donde la calima es un evento recurrente, especialmente frecuente en invierno. Pero la calima supone más que el aire pesado de esos días y los tonos rojizos que adquiere el cielo. El polvo en suspnesión procedente de África puede suponer un peligro de salud para aquellas personas que lo respiran. 

Sin embargo, a pesar de su asiduidad, la calima no es tratada como un riesgo laboral prioritario en Canarias. “Ni desde las administraciones ni desde las empresas se están tomando medidas preventivas específicas para proteger a las y los trabajadores desde el punto de vista laboral y por tanto están poniendo en riesgo su salud”, explica José Manuel Ojeda, Secretario General de CCOO Canarias de Hábitat. Por ello, CCOO del Hábitat acaba de lanzar una campaña pionera para pedir la protección frente a la exposición a la calima en los centros de trabajo. “Esta campaña se proyectó debido a la gran preocupación que existe en CCOO del Hábitat de Canarias y que desde CCOO del Hábitat estatal compartimos, sobre cómo se está abordando esta casuística concreta”, continúa Ojeda.

La calima transporta varias partículas minerales, fundamentalmente silicatos, que, cuando miden menos de diez micras, las llamadas PM10, pueden instalarse en nuestros pulmones causando daños a las vías respiratorias. Cuando su tamaño en inferior a 2,5 micras, las PM2.5, sus efectos nocivos son mayores, pudiendo incluso penetrar en el sistema sanguíneo. La exposición a estas partículas puede provocar irritación y picor de ojos, nariz y garganta, afecciones a las vías respiratorias y agravar el  asma, las alergias y la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC). Según la Organización Mundial de la Salud, la exposición crónica contribuye al riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como cáncer de pulmón. 

Para evitar estos riesgos, la campaña está dirigida a aquellas personas trabajadoras más expuestas, especialmente aquellos que trabajan a la intemperie o los que se desplazan para realizar su trabajo. “Entre los más afectados se menciona la construcción, la conservación y explotación de carreteras, la limpieza viaria, la recogida de residuos, la seguridad privada y la jardinería; también afecta a los sectores que realizan desplazamientos in misión como el servicio de atención a domicilio o desinfección, desinsectación y desratización”, explica José Manuel Ojeda. Además, hay ciertos perfiles de trabajadores más sensibles, como personas que ya tienen problemas respiratorios o mujeres embarazadas, aclara.

“Dentro de la campaña, se les informará de sus derechos a este respecto, mediante visitas a los centros de trabajo que cuenten con afiliados y/o delegados de los sectores de CCOO del Hábitat”, continúa Ojeda. Para ello, se han editado tanto dípticos, como carteles, donde se explica qué es la calima, sus efectos sobre la salud y qué se puede hacer para protegerse de sus impactos. Esta información estará además disponible on-line en la web de CCOO del Hábitat y las personas trabajadoras interesadas podrán conocer más detalles a través de la asesoría sindical.

El objetivo principal de la campaña es que las administraciones y las empresas tomen de una vez por todas conciencia de que también tienen obligaciones en materia de seguridad y salud en relación a la exposición al polvo de la calima y que es su deber de evaluar este riesgo, aseguran desde CCOO del Hábitat. La organización también busca que se reconozca el derecho de participación de los representantes de los trabajadores en las evaluaciones de riesgos y en las mediciones de polvo así como también en garantizar que estos conozcan el resultado y sean escuchados a la hora de establecer medidas preventivas, priorizando siempre las organizativas y colectivas frente al uso de EPIS.

La falta de acción se manifiesta también en la ausencia de datos o estadísticas al respecto, denuncian desde CCOO del Hábitat. En este sentido, los datos referidos a la calima están exclusivamente enfocados a la calidad del aire, pero no existen datos oficiales referidos a la exposición a este riesgo laboral en términos de daños asociados a la calima. “No los encontraremos, ya que hasta este momento solamente se abordan los riesgos de exposición a este fenómeno meteorológico desde el punto de vista social, sin que se haya recogido dato alguno de su afección en el mundo del trabajo”, asegura Ojeda.

Actuaciones necesarias desde las empresas

Como cualquier otro riesgo laboral, las empresas están obligadas a identificar y evaluar el riesgo de la exposición a la calima. Tal y como establece el Real Decreto 74/2001, “el empresario deberá determinar, en primer lugar, si existen agentes químicos peligrosos en el lugar de trabajo”, como es en el caso del polvo en suspensión, y en tal caso, “se deberán evaluar los riesgos para la salud y seguridad de los trabajadores”. Esto se hará a través de mediciones, comparando la concentración en el aire ponderada en el tiempo de un determinado contaminante, y obtenida a partir de mediciones representativas, con los Valores Límite Ambientales de exposición profesional fijados para el agente en cuestión, apunta el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST). Además, los representantes de los y las trabajadoras tendrán derecho a estar presentes durante la toma de datos y a acceder a los informes de resultados. 

Ante los riesgos relacionados con la calima, la campaña de CCOO del Hábitat destaca que las empresas, además de evaluar el riesgo, deben adoptar las medidas de prevención necesarias, planificando el trabajo en función de la previsión meteorológica y calidad del aire. Para ello, deben hacer un seguimiento de las condiciones climáticas especialmente si se realizan trabajos al aire libre, y facilitar a las personas trabajadoras de protecciones acordes en función del puesto y los contaminantes derivados de la calima y el lugar de trabajo determinadas por el servicio de prevención. Las recomendaciones de las autoridades sanitarias para los episodios de calima aconsejan además beber abundante líquido, evitar realizar esfuerzos cuando se está expuesto al polvo de la calima y vitar la exposición de grupos de riesgo y personas sensibles.

Estas acciones podrían ser incluso más determinantes para proteger la salud de las personas trabajadoras en un futuro cercano, en el que el cambio climático podría intensificar los episodios de calima en el archipiélago y desplazarlos de forma cada vez más habitual más al norte, hasta la península, como se vió en marzo de 2022. Un futuro aún incierto, porque la relación entre cambio climático y calima aún no se ha descifrado del todo, pero para el que es necesario estar preparados. 

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