‘Un monstruo de consumo energético’. Empleo y turismo ante la descarbonización en Canarias

ISTAS-CCOO explorará en un estudio las posibilidades laborales que puede suponer la reconversión hacia energías renovables en el archipiélago

LAURA VILLADIEGO

Piscinas de agua templada, temperatura siempre agradable en la recepción, luces en los pasillos y jardines, o riego automático. El gasto energético durante las vacaciones va más allá de la luz que encendemos en nuestras habitaciones. Lo saben bien en Canarias, una región cuya economía depende en buena parte del turismo y que, antes de la pandemia, recibía a más de 15 millones de visitantes anuales. 

Cada uno de esos turistas consume, de media, 2,5 veces más agua y energía que un residente, asegura Gonzalo Piernavieja, director de I+D+i del instituto Tecnológico de Canarias. “Aquí, duermen al año cada día 2’2 millones de residentes y entre 300 y 400 mil turistas. Pero esos 300 mil consumen lo que consume casi un millón. O sea que tenemos un consumo aproximadamente equivalente a 3 millones de personas”, asegura Piernavieja. 

Un hotel en la turística zona de Playa del Inglés en Gran Canaria. / Tania Castro

“El sector turístico es un gran monstruo de consumo energético. [Un gran hotel] es como una pequeña ciudad en cuestión de gasto de agua y electricidad”,  añade José Dieppa, jefe de servicios técnicos de los hoteles Mogán Playa y Mogán Valle, del grupo Cordial, en Gran Canaria. “Y el problema es que hay dos clientes y prácticamente sigo gastando lo mismo que si tengo 1000 clientes”. Gonzalo Piernavieja coincide. “¿Por qué hay tanto consumo por turista? Porque tenemos la parte alícuota del calentamiento de piscinas, del restaurante, de los jardines…”.

Los balances de consumo en Canarias confirman que la hostelería es uno de los principales destinos de la energía utilizada en el archipiélago Así, la hostelería supone el 15,29% de la demanda energética del archipiélago, mientras que el comercio y servicios, supone un 16,11%. En las islas de Lanzarote y Fuerteventura, los hoteles suponen en torno al 25% del consumo energético. El propio sector es consciente de ello y ha anunciado su adhesión a la Declaración de Glasgow sobre la Acción Climática en el Turismo que busca descarbonizar el sector y convertirlo en un actor clave en la transición energética. 

Pero esa transición es especialmente delicada en Canarias. “Aquí hay un reto mucho mayor porque son islas aisladas, alejadas y no interconectadas ni entre sí ni con el continente”, continúa Gonzalo Piernavieja, “Y las islas no interconectadas tienen el problema de que la energía que se consume en la isla se tiene que producir en las islas”, continúa. En este sentido, Canarias es el único territorio en España que no está conectado a redes energéticas continentales y existe sólo una interconexión entre las islas de Lanzarote y Fuerteventura. 

Esta compleja transición será el objeto de estudio de un nuevo proyecto recién lanzado por el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud de CCOO (ISTAS-CCOO), que explorará las posibilidades para el empleo que puede suponer la reconversión hacia energías renovables en el archipiélago. “Los principales destinos de la energía que se consume en Canarias son la producción eléctrica y el transporte, sectores estrechamente vinculados a la actividad turística”, asegura Pablo Moros, investigador de ISTAS-CCOO y autor del informe, que está financiado por la European Climate Foundation. “Dada la importancia de la industria del turismo para la economía insular, la transformación del sistema energético de Canarias implica, necesariamente, un cambio en el modelo de turismo imperante que se alinee con los objetivos de descarbonización”, explica.

El gobierno de Canarias está elaborando su Plan de Transición Energética de Canarias 2021-2030 (PTECan) y ha presentado recientemente su Estrategia de Acción Climática, que se marca como principal objetivo convertir a Canarias en una sociedad climáticamente neutra y resiliente al clima en 2040. La Estrategia incluye la reducción del consumo energético en un 50% y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 90% con respecto a 1990. 

El reto no es menor. Aunque la potencia instalada de energías renovables se ha incrementado casi por cuatro desde 2004, el sistema eléctrico de Canarias sigue dominado por los combustibles fósiles. Así, de los 3.305,81 MW de la potencia instalada en 2019, un 81,5% (2.696,36 MW) corresponden a derivados del petróleo, según el Anuario del Sector Eléctrico de Canarias. Las energías renovables supusieron un 18,4% del total de potencia instalada Canarias, con un total de 609,44 MW distribuidos principalmente entre potencia eólica con 413,24 MW (67,8%) y fotovoltaica con 167,69 MW (27,5%), si se tiene en cuenta solo la potencia fotovoltaica en inversores vertida a la red. Sin embargo, las renovables cubrieron sólo el 15,9% de la demanda, en términos de energía bruta. 

Una oportunidad para el empleo

La cocina del hotel Abora Buenaventura, en la turística zona de Playa del Inglés en Gran Canaria, aún bulle a media mañana recogiendo los últimos servicios del desayuno. Entre el jaleo de cocineros y ayudantes, Andrés Viera Luzardo, responsable de instalaciones técnicas del hotel, perteneciente al grupo Lopesan, vigila que los empleados hagan buen uso de la maquinaria. “Las dificultades que podemos tener nosotros aquí en eficiencia energética son básicamente el control humano”, explica Viera. “Nosotros nos hemos encontrado, por ejemplo, en el bufet caliente para el desayuno, todo en marcha desde horas tempranas”, continúa. “Es más una cuestión de cultura, que de máquinas en sí. […] De hacer entender al personal el ahorro o despilfarro que estamos haciendo con la mala utilización de las herramientas”.

José Dieppa, de la cadena Cordial, coincide en que la formación de los empleados es fundamental. “ La cuestión de eficiencia energética es más bien una cuestión de formación”, asegura. “Yo puedo tener las mejores máquinas del mundo pero si [los trabajadores] no van a apagar la luz, estamos en las mismas”. En ambos hoteles, aseguran, se han llevado a cabo mejoras de eficiencia energética y de uso de energías renovables, pero el foco está ahora puesto en la formación. 

Esta transformación del sector puede convertirse en una oportunidad para mejorar la calidad del empleo en una industria que en 2018, antes del impacto por la pandemia, generó el 35% del PIB, y supuso el 40,4% de los empleos de Canarias. “En el sector del turismo se necesita un cambio de modelo, un turismo más sostenible, diversificado y de mayor calidad, que pueda repercutir también de forma positiva en el mercado laboral del archipiélago, demandante no sólo perfiles poco cualificados, sino un empleo con mayor valor añadido, mayor cualificación y un empleo más estable que contribuya a disminuir la alta precariedad laboral del sector”, asegura Carmen Marrero Falcón, Secretaria de Sostenibilidad y Salud Laboral CCOO Canarias.

Pero el principal cambio que Canarias necesita, asegura Marrero, es diversificar su economía. “En Canarias hemos tenido siempre una economía muy frágil, muy dependiente de los vaivenes del sector turístico, y llevamos muchos años planteando la necesidad de su diversificación”, explica. Y en términos de empleo, la transición energética puede ser uno de los botes salvavidas que mantengan el empleo a flote. “El cambio de modelo puede suponer la apertura de una ventana de oportunidad para la creación de empleo en los campos de las energías renovables y de la eficiencia energética”, asegura Pablo Moros.

Gonzalo Piernavieja también cree que el sector de las renovables puede tener un papel determinante en el futuro de las islas. “Ahora mismo en Canarias hay unos 650 megavatios de potencia renovable y tenemos que poner más de 10000. Eso es un reto titánico”, asegura. “Pero esto puede ser un revulsivo interesante y puede generar empleo en el corto plazo. […] Van a hacer falta trabajadores y [si no hay formación], sería una pena que vayan a tener que venir de fuera”, concluye.

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