Dossier: Organización del tiempo de trabajo
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GIL GRIMALDOS. Comité de Empresa
El exceso de horas en el trabajo, los cambios de turnos y el estrés me llevaron al servicio de urgencias. Soy conductor de una empresa de autobuses. Yo no transporto sacos de patatas, transporto personas y esa mañana su seguridad y salud pesaban tanto como mis párpados.
Llevaba todo el mes con el turno de tarde-noche, pero los sábados eran especiales ya que la jornada laboral se prolongaba al fraccionarme la empresa el turno en tres partes y para completarlo tenía que hacer más horas.
Cada cambio suponía hacerme cargo de una ruta diferente y concentrarme más en mi trabajo. Debía intercambiar los carteles que informaban sobre las diferentes rutas que seguía el autobús y sobre todo no olvidar las nuevas paradas o cambiar el itinerario ya que afectaría al servicio que préstamos y podría ser sancionado.
Al finalizar el sábado a las doce de la noche, encontré en mi casillero la orden de cambio de turno. Debía comenzar a las seis y media de la mañana del domingo. Cené y pude meterme en la cama a la una y media de la madrugada. Tenía por delante sólo cuatro horas de sueño y no me atrevía a dormir profundamente. Me levanté muy cansado, comencé el servicio, miraba al pasaje y no podía más, me encontraba realmente mal. Me relevaron para ir a urgencias. Tras la exploración, el médico extendió una receta con la siguiente prescripción 'No requiere tratamiento. Se recomienda descanso durante unas horas'.
Tras denunciar la situación ante el juzgado de lo social, el magistrado ha ordenado el cese inmediato de esta conducta empresarial por modificación de las condiciones de trabajo y el pago de una indemnización de quinientas mil pesetas.
Los turnos en mi empresa se combinan con otro tipo de servicios. Por la mañana temprano transportamos grupos de trabajadores hacia sus empresas, nos vamos a dormir (el que puede) hasta que comienza nuestro turno de tarde que finaliza a las doce de la noche. Los compañeros que hacen el turno de mañanas, terminan a las tres de la tarde y esperan hasta las cuatro y media para recoger a los trabajadores. Cuando llegamos a casa llevamos ya más de diez horas en el autobús.
Es difícil organizar la vida personal y familiar al no saber el horario que tendrás de un día para otro ni cuándo te toca descansar. Es frecuente que al acabar la jornada por la noche encontremos en el casillero un papel que indica una salida especial a las seis de la mañana para llevar a un grupo de viaje por España o por cualquier otro país europeo. El transporte urbano no utiliza tacómetro por lo que en nuestro disco de transporte no consta el turno anterior, superándose en mucho el tiempo máximo diario de trabajo que para el sector es de 12 horas, y que ya es claramente excesivo.
Los horarios no son sólo una forma de organizar la producción, sino que se utilizan para quebrar voluntades, para romper la necesaria solidaridad entre los compañeros. Los descansos en domingo se reparten de forma discrecional, si los delegados de personal cuestionamos las condiciones de trabajo solo nos toca descansar en domingo una vez al mes o nos parten en dos la jornada de descanso: sábado y lunes en vez de sábado y domingo. También aumenta el número de turnos de noche, nos toca siempre el turno de tarde o nos fraccionan la jornada de trabajo.
Esto no es mobbing es simplemente explotación. Es muy difícil mantener una familia con 140.000 pesetas. Si te portas bien haces horas extraordinarias y cobras dignamente. Si no, a descansar y sueldo base. La empresa lo sabe y amenaza a los compañeros con que los sindicatos van a terminar con las horas extras.
Hemos tenido que hacer una huelga, para que aumente el número
de trabajadores fijos en este momento el 30 % de la plantilla, para que se
respeten los turnos y los descansos, consiguiéndolo en un 70 % de los casos,
pero todavía no hemos logrado participar en la organización del tiempo de
trabajo.