Prevención de riesgos: Amianto
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Extracto de la intervención de Fernanda Giannasi en la Jornada Parlamentaria por la Prohibición del Amianto organizada por los sindicatos británicos (TUC) en febrero de este año para explicar a la Cámara de los Comunes la necesidad de la prohibición. Brasil es el quinto país productor de amianto y uno de los principales consumidores del mundo. La mayor parte de la producción brasileña de amianto está en manos de un consorcio europeo. Brasil exporta unas 70.000 toneladas de amianto al año principalmente a Japón y a países en desarrollo. Mientras el uso del amianto está siendo prohibido en los países desarrollados del Norte, los países en vías de desarrollo aumentan su consumo de amianto en un 7% anual aproximadamente. Esto muestra claramente la transferencia de riesgos en la división internacional del trabajo, el doble rasero que se utiliza en la práctica y la injusticia ambiental sostenida por la industria del amianto. Los productores de amianto en Brasil defienden una política de «uso controlado» pero sin embargo obstaculizan sistemáticamente los derechos de información, eliminan la palabra amianto de los envases sustituyéndola por la menos conocida de crisotilo, pagan a la familia de las víctimas de mesotelioma la ridícula cifra de 25.000 dólares y les hacen trasladarse de ciudad a más de 500 km advirtiéndoles que no digan a nadie lo que les pasó, controlan y financian todas las investigaciones. En 1986 el límite oficial de fibras de amianto en Brasil era de 4 f/cc, veinte veces superior al de EE.UU. En 1990 se adoptó el límite de 2.0 f/cc para el crisotilo y se prohibieron los anfiboles. A través de recientes acuerdos con las empresas se ha conseguido rebajar la cifra a 0.3 f/cc. En 1993 el Parlamento Brasileño rechazó una propuesta de prohibición del amianto. El Presidente, Fernando Henrique Cardoso, partidario del «uso controlado» del amianto, ha aprobado un proyecto alternativo apoyado por las multinacionales del amianto. Los 628 inspectores existentes son completamente insuficientes para controlar la salud y seguridad en 1.219.389 empresas de Brasil. Existe un movimiento social en Brasil (ABREA-Associação Brasileira dos Expostos ao Amianto) que intenta hacer visibles las enfermedades relacionadas con el amianto y lucha por su prohibición. Fernanda Giannasi
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