Por favor, no paséis de largo las cifras. Leedlas despacio. Tomando aire en cada punto y seguido. Quinientas mil personas expuestas a gases tóxicos, de las que 100.000 -una de cada cinco- sufren enfermedades crónicas. Decenas de miles de jóvenes con deficiencias físicas o mentales por haber estado expuestos en edad infantil o en periodo fetal. Al ritmo de una docena al mes va incrementándose una cifra que según estimaciones llegará finalmente a 20.000 muertos. Cinco mil familias siguen bebiendo agua contaminada por sustancias tóxicas entre las que se incluyen cancerígenos.
Esto es Bhopal, una ciudad india que hace ahora 17 años despertó en medio de la noche bajo una nube tóxica procedente de una fábrica de pesticidas propiedad de la multinacional americana Union Carbide. Esta empresa ha sido actualmente absorbida por Down Chemical, uno de los gigantes de la industria química mundial y una de las compañías más poderosas del complejo militar-industrial de los Estados Unidos. Abastecía de napalm y de gas naranja al ejercito americano durante la guerra del Vietnam.
Hasta ahora las demandas judiciales contra la multinacional han fracasado. En esta ocasión Mr. Bush, perseguidor implcable de atentados contra víctimas inocentes con pasaporte USA, se niega en redondo a entregar a la justicia de la India al presidente de la antigua Union Carbide, Warren Anderson, y al resto de responsables. Alrededor de 350 euros ha sido la obscena indemnización económica para la mayoría de los supervivientes. Con la coartada del secreto industrial se sigue negando información sobre la composición de la nube tóxica.
Justicia para Bhopal. Con este eslogan, una serie de organizaciones de supervivientes promueven desde la India una campaña mundial en defensa de las víctimas y contra la multinacional Down Chemical. Exigen indemnizaciones, transparencia informativa y el saneamiento de la zona.
Hace unas semanas Barcelona ha acogido el empuje del Movimiento de Resistencia Global contra el neoliberalismo. Como Porto Alegre, y Génova, y Seattle. Es el contrapunto social a los planes de globalización mercantilista del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, de la Organización Mundial del Comercio o de la propia Unión Europea. Otros planes igualmente peligrosos vienen manifestándose de una forma cada vez más insolente en el terreno político: los intentos de dominio hegemónico planetario por parte de los EE.UU. Campañas como 'Justicia para Bhopal' ponen de relieve la (in)justicia infinita de cada nuevo (des)orden mundial en el que las poderosas anacondas pretenden seguir devorando impunemente a indefensos ratones. Merecen ser apoyadas.
Información en www.bhopal.net/welcome.html