Nacido en Örebro (Suecia) en 1975 y graduado en Ciencias Políticas, Per Hilmersson es el nuevo responsable de Salud Laboral de la Confederación Europea de Sindicatos (CES). Fue elegido Secretario General Adjunto de la CES en el Congreso de Viena celebrado el pasado mes de mayo. Lleva 19 años ocupando puestos de responsabilidad en distintas organizaciones suecas y europeas del movimiento sindical, en el Parlamento y en la Comisión Europea. Llega decidido a impulsar avances importantes en materia de salud laboral. El cáncer ocupacional, los disruptores endocrinos, los riesgos psicosociales y los trastornos musculoesqueléticos de origen laboral están entre sus prioridades.
La salud laboral es una más de su larga lista de responsabilidades, sin embargo, nos han comentado que es un tema que le interesa especialmente ¿Es eso cierto?
Sí. Estoy muy interesado en la salud y seguridad laboral y en el importante papel que la Unión Europea está desempeñando a la hora de hacer nuestros lugares de trabajo más seguros. Es una de las áreas en las que los trabajadores y trabajadoras pueden apreciar los beneficios de la cooperación en la Unión Europea. No soy un experto pero he estado involucrado en el desarrollo de legislación y políticas que promueven la seguridad y salud ocupacional tanto en el marco de las instituciones europeas como en el movimiento sindical.
En los últimos mandatos de la Comisión se ha avanzado poco en materia social, pero algo se ha hecho en relación al cáncer ocupacional. ¿Cómo planea la CES impulsar más acciones?
Yo diría que la actual Comisión ha hecho más en materia de política social que las anteriores comisiones bajo el mandato de José Manuel Barroso. El Pilar Europeo de Derechos Sociales y varias iniciativas legislativas han vuelto a poner a la Unión Europea en el camino hacia una mayor cooperación en materia social. En cuanto al cáncer de origen laboral, la Comisión ha establecido 25 valores límites, lo que supone una diferencia significativa con la falta de voluntad mostrada por la Comisión Barroso, aunque todavía está lejos de los 50 valores límite de exposición profesional (VLE) solicitados por la CES. Asimismo, es fundamental que la directiva sobre cancerígenos y mutágenos (CMD) se amplíe a las sustancias tóxicas para la reproducción y que se establezca una metodología a escala de la UE para la adopción de valores límite para cancerígenos sin umbrales. Teniendo en cuenta la creciente necesidad de renovar y mejorar el parque europeo de edificios para aumentar el rendimiento energético, es evidente que el amianto se manipulará en mayores cantidades. Existe una complementariedad significativa entre la política de la Comisión Europea y la eliminación segura de los restos de amianto y otras sustancias peligrosas. A este respecto, el valor límite de exposición en el lugar de trabajo, establecido en la Directiva 2009/148/CE, es insuficiente para garantizar una protección adecuada de la salud. La gran variedad de usos del amianto y la consiguiente complejidad de su eliminación segura justifica la celebración de una conferencia de la UE sobre amianto para hacer balance de las experiencias y necesidades en términos de progreso tecnológico, etc.
¿Cuáles son las prioridades de la CES más allá del cáncer?
Me gustaría mencionar dos además del cáncer. La primera serían los riesgos psicosociales, Europa necesita una directiva específica en el área de los riesgos psicosociales en el lugar de trabajo. Esta directiva también debería abordar los riesgos derivados de las nuevas formas de empleo, con especial atención al teletrabajo y al trabajo realizado a través de plataformas digitales. La segunda prioridad que quería mencionar tiene que ver con los trastornos musculoesqueléticos de origen laboral (TME). El marco legislativo establecido por la UE para prevenir este tipo de riesgo laboral no es suficientemente bueno. El movimiento sindical europeo lleva muchos años pidiendo una directiva global sobre los TME que tenga en cuenta el impacto de la organización del trabajo y los factores psicosociales. También seguimos haciendo hincapié en los vínculos entre los trastornos musculoesqueléticos y los riesgos psicosociales, todo el mundo sabe cómo pueden empezar a desarrollarse los dolores en los hombros, por ejemplo, durante los períodos de estrés psicológico.
Por último, los trabajadores en Europa nunca deberían verse obligados a trabajar a temperaturas que pongan en peligro su salud. En una era de cambio climático en la que es probable que las condiciones climáticas difíciles sean más frecuentes y extremas, es esencial establecer instrumentos legislativos adecuados para proteger a los trabajadores que establezcan funciones y responsabilidades claras para los responsables políticos, los empleadores y los representantes de los sindicatos. Las condiciones meteorológicas no respetan las fronteras nacionales, por lo que se requiere una acción europea. La Comisión Europea debería introducir un instrumento legislativo que reconozca este mayor riesgo para los trabajadores y proporcione un marco para protegerlos.
En el área de riesgo químico ¿qué valoración hace del funcionamiento del reglamento REACH?
No cabe duda de que el sistema REACH es necesario para ayudar a prevenir los riesgos químicos para los trabajadores, los consumidores y el medio ambiente. Existe una falta de información sobre la seguridad de la gran mayoría de las sustancias químicas que se encuentran en el mercado de la UE. Gracias a REACH, en los últimos diez años se han registrado 21.000 sustancias producidas o importadas en Europa en cantidades superiores a una tonelada al año, con información sobre sus propiedades ecotoxicológicas y sus usos, lo que va en la dirección correcta. Lo que ha tenido menos éxito es la calidad de los datos recogidos y la actualización de los expedientes de registro. Esto es importante en el caso de las sustancias químicas producidas en volúmenes superiores a 1.000 toneladas anuales y de las sustancias cancerígenas, mutágenas y tóxicas para la reproducción. Ha quedado claro que una vez registrados los expedientes en la ECHA, muy pocas empresas los actualizan, a pesar de que esto es importante para garantizar un uso seguro de las sustancias.
La ECHA tiene que animar a las empresas a actualizar sus expedientes y tendrá que ser más estricta cuando se trate de expedientes de baja calidad. Debería utilizar el palo con más frecuencia que la zanahoria para animar a los fabricantes a respetar el principio de "sin datos, no hay mercado". La ECHA también debería mejorar los incentivos para que las empresas utilicen alternativas a las sustancias extremadamente preocupantes ampliando el número de sustancias que necesitan autorización. Las empresas critican que, debido a REACH, las fichas de datos de seguridad se han vuelto demasiado complejas para los usuarios. La CES exige a los empleadores que garanticen que sus trabajadores sepan cómo comprender y utilizar las fichas de datos de seguridad. Los esfuerzos deben ir dirigidos a mejorar esta formación y no a simplificar las fichas de seguridad.
Sobre disruptores endocrinos ¿qué plantea la CES?
Estas sustancias deben ser retiradas del mercado y sustituidas por alternativas más seguras. Los datos científicos indican que los riesgos causados por los disruptores endocrinos pueden ser particularmente elevados en determinadas fases de la vida, especialmente para las trabajadoras embarazadas y jóvenes. Los trabajadores a menudo no saben que están expuestos a estas sustancias peligrosas, por ejemplo, las cajeras de las tiendas están expuestas al bisfenol A utilizado en los recibos de papel. La mayoría de los efectos difieren con el tiempo, a veces incluso afectando a la siguiente generación. Existe una necesidad crucial de documentar y analizar mejor la exposición en el lugar de trabajo. Esto implica que la vigilancia de la salud debe organizarse de manera comparable a la prevista para los carcinógenos y cubrir toda la vida de las personas expuestas. Por otra parte, es importante establecer una mejor conexión entre los datos de salud relacionados con exposiciones laborales y los datos de salud pública sobre problemas de fertilidad, deformidades congénitas y otras afecciones transgeneracionales. Como primer paso urgente, la legislación de la UE sobre prevención de cancerígenos en el lugar de trabajo debe ampliarse a las sustancias tóxicas para la reproducción. Esto cubriría una serie de disruptores endocrinos. Asimismo, los criterios adoptados para identificar los disruptores endocrinos son débiles y deben mejorarse.
La Unión Europea dispone de los medios para supervisar la producción y el uso de productos químicos a través de una serie de actos legislativos: las directivas de Seguridad y Salud en el Trabajo, el reglamento REACH, los reglamentos sobre plaguicidas, biocidas, cosméticos, sobre clasificación, etiquetado y envasado de productos químicos, etc. Lo que hay que mejorar son las sinergias entre estas legislaciones.
En el caso de los cancerígenos, la ausencia de un umbral por debajo del cual la exposición pueda considerarse segura debería incitar a los responsables políticos a promover la sustitución como elemento prioritario de la prevención. La sustitución es también la única manera de evitar consecuencias discriminatorias en términos de empleo. La adopción de más valores límite de exposición profesional (VLE) para cancerígenos en virtud de la directiva sobre cancerígenos y mutágenos es también un objetivo clave para la CES. Bajo la Comisión Juncker, se han cubierto 25 cancerígenos con valores límite. Se trata de un importante paso adelante, pero no es suficiente, y la próxima Comisión debería continuar sus esfuerzos para cubrir al menos otros 25 cancerígenos prioritarios.
¿Y sobre el polémico glifosato?
La actual aprobación de la UE del glifosato expira el 15 de diciembre de 2022, por lo que el proceso de renovación debe comenzar en diciembre de 2019, es decir, tres años antes de la fecha de expiración. La CES seguirá muy de cerca este nuevo proceso e instaremos a la Comisión Europea a que prohíba el glifosato en la UE y a que preste un amplio apoyo a un sistema alimentario y agrícola más seguro y saludable que proteja a los trabajadores agrícolas de primera línea de las consecuencias de inyectar cantidades masivas de productos químicos tóxicos en el medio ambiente. Algunos países de la UE han adoptado prohibiciones parciales del glifosato. Austria incluso aprobó en julio de este año una prohibición total del uso de glifosato en el país. Esto convierte a Austria en el primer Estado miembro de la UE en adoptar dicha legislación con vistas a proteger la salud pública y prevenir el cáncer.
¿Cómo valora la estrategia de priorizar alianzas con las organizaciones medioambientales?
Cualquier revitalización de las políticas de salud laboral de la UE depende en gran medida de la movilización de las empresas y de la capacidad del movimiento sindical para crear alianzas con organizaciones que defienden el medio ambiente y la salud pública. En cuestiones de desarrollo sostenible, cambio climático y política energética, la CES es miembro de la plataforma mutilateral que creó la Comisión Europea en 2017 y que reúne a las partes interesadas de la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales y el sector privado y empresarial en reuniones periódicas para apoyar y asesorar a la Comisión Europea sobre la aplicación de los objetivos de desarrollo sostenible a nivel de la UE. La CES seguirá creando alianzas con otros actores para apoyar el principio de "la sostenibilidad es lo primero" en la UE.
Asistimos al juicio por los suicidios en France Telecom. Por primera vez se sientan en el banquillo los responsables de la organización del trabajo ¿Marcará esto un antes y un después en la opinión pública europea?
Este triste caso es un ejemplo de que los riesgos psicosociales son sistemáticamente sustituidos por el concepto de "salud mental", que se focaliza en los problemas de salud mental preexistentes a la integración en el trabajo y no en los derivados de la exposición a factores de riesgo psicosocial en el trabajo. Rechazamos totalmente los discursos que hacen hincapié en la resiliencia, es decir, en la capacidad de los trabajadores para hacer frente a estos riesgos laborales. Los empleadores deben cambiar las condiciones de trabajo para que sean saludables. Por lo tanto, la decisión del tribunal francés debe ser acogida con satisfacción, ya que enfoca el suicidio desde la exposición a los riesgos psicosociales. Conozco un caso similar en España, en el que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) dictaminó que el suicidio de un empleado de la Caja de Ahorros de Cajamar fue en realidad provocado por el estrés de un altercado que el empleado había tenido con un cliente de un banco y, como tal, decidió que el suicidio era un "accidente laboral".
Como ya he mencionado antes, Europa necesita una directiva específica en el ámbito de los riesgos psicosociales en el lugar de trabajo. La experiencia de la aplicación desigual del Acuerdo Marco Europeo sobre el Estrés Ligado al Trabajo ha demostrado la necesidad de requisitos jurídicamente vinculantes en el ámbito más amplio de los riesgos psicosociales. Es importante que ampliemos el alcance y la definición, de modo que se incluyan los aspectos organizativos del trabajo, por ejemplo, la evaluación de la relación trabajo-tiempo y la presión que eso supone, el control/la influencia que los trabajadores tiene sobre sus tareas, el seguimiento y la vigilancia, la gestión del rendimiento y el cambio, etc. Hay que contemplar también la evaluación de otros aspectos que tienen que ver con el estilo de gestión: el apoyo de la dirección y de los compañeros, el acoso y la violencia, el acoso y la intimidación, junto con factores físicos como el ruido, el calor y la vibración.
También debería plantearse la cuestión del derecho de los trabajadores a la desconexión, para que no se interrumpa el descanso y las vacaciones. Además, hay que tener en cuenta el impacto de la organización del trabajo y el aumento del trabajo precario, especialmente a la luz del auge de nuevas formas de empleo impulsadas por la digitalización de la economía y la aparición de plataformas laborales.
Uno de los problemas graves en el campo de la salud ocupacional es cómo promover la prevención en las pequeñas empresas sin representación sindical. Seguro que conoce la experiencia sueca con los representantes regionales de seguridad. ¿Cuál es la posición de la CES?
Un número creciente de trabajadores en Europa no tiene representantes de salud y seguridad debido al tamaño de su empresa. Según la EU-OSHA, sólo el 69% de las microempresas realizan evaluaciones de riesgos periódicas en la UE. Las iniciativas como el representante regional o sectorial de la seguridad y salud en el trabajo, que puede actuar en organizaciones en las que los sindicatos no están representados, son dignas de elogio y su aplicación debería estudiarse en otros países. Suecia e Italia tienen una larga tradición de estas prácticas. En cualquier caso, la CES hace hincapié en que la mejor opción para llevar a cabo una prevención eficaz de los riesgos en el trabajo son los representantes sindicales de salud y seguridad. La CES se opone a cualquier concesión otorgada a las PYME para limitar la carga administrativa que pueda ir en detrimento de la prevención de la salud y la seguridad en el trabajo. No podemos admitir que las PYME queden exentas de ciertas obligaciones en materia de seguridad y salud en el trabajo por motivos de "carga administrativa". El tamaño de una empresa no debería decidir la salud y la seguridad de sus trabajadores y trabajadoras"