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Vidas rotas: ¿Cómo enferman los trabajadores?

Exposiciones a tóxicos en el trabajo sin medidas de prevención
Vie, 15/07/2011 - 12:19
EVA ESPINAR Y CRISTINA LÓPEZ
Dossier

Un 52% de los trabajadores europeos está en contacto con productos químicos en el lugar de trabajo, según los resultados de una encuesta publicada el pasado mes de mayo por la Unión Europea. Muchas de las personas que padecen sensibilidad química múltiple han contraído la enfermedad en sus puestos de trabajo. En este artículo contamos los detalles de tres casos, dos mujeres y un hombre, con ocupaciones bien diferentes.

SQM

En junio de 2004, mientras limpiaba en un centro de atención a mayores, Mª Dolores Peñafiel sufrió una intoxicación al inhalar una mezcla de dos productos de limpieza. A partir de esa exposición a organofosforados se inicia la investigación de un caso mucho más grave que acaba destapando una exposición reiterada a plaguicidas y un diagnóstico de sensibilidad química múltiple. Cuando su caso llega al Centre de Seguretat i Condicions de Salut en el Treball de la Generalitat de Catalunya se pone de manifiesto que en el centro de trabajo donde Mª Dolores limpiaba desde 1993, se efectuaron repetidas aplicaciones de plaguicidas con organofosforados entre 1994, 1996 y 1999.

A pesar de que la salud de la trabajadora mostraba múltiples signos de deterioro y de que ya se había producido en esa empresa un caso grave de exposición a orga - nofosforados, la empresa no adoptó ninguna actividad preventiva ni de vigilancia de la salud que sirviera para alejar a Mª Dolores de los productos químicos.

El cuerpo de la trabajadora empezó a dar señales de alarma cuatro años antes de que se declarara la enfermedad. Concretamente desde el 2000, Mª Dolores venía presentando cuadro de vómitos, síndrome febril, diarreas, disfonía, debilidad, astenia, epigastralgia, lumbociatalgia, migrañas y transtornos mestruales, entre otras alteraciones. En noviembre de 2002, en el hospital de Bellvitge se le diagnostica disfunción neuropsicológica de tipo fronto- temporal, síndrome de disrupción endocrina, sín - drome de afectación de las mucosas e intolerancia ambiental idiopática. Todo ello como consecuencia de la exposición a organofosforados. El Centre de Seguretat i Condicions de Salut en el Treball de la Generalitat de Catalunya informa que otra trabajadora del mismo centro presenta problemas clínicos similares a los de Mª Dolores y, tras un largo proceso judicial, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya le reconoce una invalidez permanente absoluta.

Visitando plantas de residuos

Encontramos casos en muy distintos sectores y actividades. Tras casi seis años litigando con la mutua Asepeyo, la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya le dio la razón a una joven economista que desarrollaba su actividad como jefe de proyectos en una empresa dedicada al tratamiento de residuos. Desde 1997 hasta 2001, su trabajo consistía en la elaboración de estudios, para los que realizaba visitas a plantas de tratamiento y recogida de residuos, dentro y fuera del país. Entre 1999 y 2000 la empresa montó una planta de compostaje en Sant Cugat del Vallés, que la trabajadora visitaba dos o tres días a la semana.

Cada vez que la trabajadora visitaba una planta de residuos, presentaba diferentes síntomas como cefaleas, cansancio, síndrome gripal y fiebre, que se le diagnosticaban como parte de un proceso viral. En los meses de mayo y junio de 2001, la trabajadora visitó una planta de residuos en Chile, de donde volvió presentando la misma sintomatología, así como algias torácicas, gran astenia, bronquitis y hemorroide con abundante sangrado. Tras aquel episodio, cada vez que visitaba la planta de compostaje de Sant Cugat, presentaba síntomas similares, con dificultades respiratorias. Posteriormente, pese a que dejó de visitar las plantas, sufría las mismas consecuencias simplemente con el olor que desprendían otros compañeros que habían visitado las plantas.

En 2001 causó baja médica por enfermedad profesional, al presentar una hiperactividad bronquial frente a determinadas sustancias, situación que se prolongó hasta marzo de 2002. El Instituto Nacional de la Seguridad Social le reconoció, en 2003, una incapacidad permanente absoluta derivada de enfermedad profesional. Las lesiones reconocidas por la entidad gestora fueron las siguientes: “Síndrome tóxico respiratorio orgánico con asma e hiperactividad bronquial severa e hipersensibilidad química múltiple tras iniciar contacto en plantas de tratamientos de residuos”. Desde entonces, esta trabajadora no tolera el contacto con determinados productos químicos como pueden ser ambientadores, perfumes, suavizantes o productos de limpieza, ocasionándole conjuntivitis, problemas cutá neos, dolores de garganta y epigástricos, fatiga, algias musculares, problemas digestivos y urológicos, pérdida de las uñas de manos y pies y ansiedad.

A instancias del Instituto Nacional de la Seguridad Social, la Inspección de Trabajo levantó acta de infracción contra la empresa considerando que la enfermedad de la trabajadora se deriva “de la falta de medidas de seguridad y salud laboral, en concreto de la carencia del equipo de protección individual y ropa de trabajo adecuada”.

Levantando cajas

Constantino trabajaba como troquelador de artes gráficas en una empresa en la que se realizaron 27 fumigaciones entre 1990 y 2003. La empresa, además de los tratamientos realizados por un servicio de control de plagas, aplicó, en septiembre de 2001, y por parte de los mismos trabajadores, un insecticida no autorizado. La Inspección de Trabajo, con la colaboración de una técnica del Centre de Seguretat i Condicions de Salut en el Treball de la Generalitat de Catalunya, constató que la empresa aplicaba dos productos a la vez y que no siempre las cajas de cartón quedaban protegidas antes de la aplicación de los productos. Esas eran las cajas que Constantino levantaba en su trabajo, y como consecuencia de aquello hoy padece “una disfunción neuro-psicológica fronto-temporal que le provoca alteraciones neurocognitivas, con problemas en la fluidez verbal, tanto fónica como semántica, en la memoria inmediata y diferida, en la memoria visual”. Patologías que le impiden planificar y organizar una secuencia normal de conductas o actividades.

Baja percepción del riesgo químico

EVA ESPINAR Y CRISTINA LÓPEZ *

En 2009, la Unión Europea destinó uno de sus Eurobarómetros a conocer las actitudes de los europeos hacia los químicos en los productos de consumo. Un análisis de los resultados de esta encuesta, en la que participaron más de 26.000 ciudadanos de los 27 países miembros, muestra que los ciudadanos españoles se encuentran por debajo de la media europea en percepción de riesgos de prácticamente todos los productos químicos que se relacionan en el informe.

Así, por ejemplo, mientras el 70% de los ciudadanos europeos encuestados destaca “los pesticidas y herbicidas” como productos que representan un riesgo para la salud, la percepción de riesgo asociado a estos productos es del 56% en los ciudadanos españoles.

Un segundo Eurobarómetro realizado en 2010 con una muestra de 26.574 ciudadanos de los 27 países analizó el uso seguro de químicos y el grado de comprensión de las etiquetas de seguridad. El informe confirma esta baja percepción del riesgo. Mientras el 50% de los ciudadanos de la UE dice “leer las instrucciones antes de usar pesticidas e insecticidas”, sólo el 36% de los españoles declara leerlas. En el mismo sentido se manifiesta la desigualdad en la información sobre seguridad: el 56% de los españoles declara utilizar las instrucciones de seguridad de estos productos frente al 85% de Dinamarca o el 82% de Suecia.

Evitar la exposición es la clave de las políticas preventivas, pero ¿cómo prevenir recurriendo a la evitación, si los trabajadores, los responsables de salud de las empresas o de la coordinación de actividades empresariales no son conocedores del riesgo para la salud al que están expuestos?

* Eva Espinar y Cristina López son profesoras de sociología de la Universidad de Alicante.