Según los datos de la encuesta COTS, el porcentaje de personas que fueron a trabajar con síntomas como fiebre, tos, dificultad respiratoria o malestar general durante el estado de alarma decretado por la pandemia del COVID-19, es casi el doble entre quienes afirman que su salario les permite cubrir las necesidades del hogar sólo “algunas veces” (18,2%), que entre quienes pueden hacerlo siempre o muchas veces (10,5%). La encuesta COTS ha sido realizada por ISTAS-CCOO y el grupo POWAH de la Universitat Autònoma.
Un total de 20.328 personas que a fecha 14 de marzo tenían un contrato de trabajo participaron, entre el 29 de abril y el 28 de mayo, en la encuesta “Condiciones de trabajo, inseguridad y salud en el contexto del COVID-19” (COTS) realizada por ISTAS-CCOO y el grupo POWAH de la Universitat Autònoma de Barcelona. De ellas, un 37,8% declaran haber ido a trabajar habitualmente durante el estado de alarma. De ese grupo, 13,1% afirma haberlo hecho en algún momento con síntomas como fiebre, tos, dificultad respiratoria o malestar general. Esta cifra es superior entre quienes trabajan en sectores considerados esenciales (14,2%) frente a los no esenciales (6,4%) y alcanza el 18,1% entre las personas que durante la pandemia realizaron tareas de atención al público (18,1%). (figura 9). Por otro lado, los resultados muestran el posible rol de los salarios bajos y la situación socioeconómica como factor inequívocamente nocivo en un contexto de pandemia: el porcentaje de quienes fueron a trabajar con síntomas es casi el doble entre quienes afirman que su salario les permite cubrir las necesidades del hogar como mucho “algunas veces” (18,2%), que entre quienes pueden hacerlo siempre o muchas veces (10,5%) (figura, 10).

La proporción de personas que fueron a trabajar con síntomas fue también superior al 13,1% global en algunas ocupaciones: muy superior en las sociosanitarias (1 de cada 4 participantes entre auxiliares de enfermería y algo menos entre auxiliares de geriatría y personal de enfermería) pero también entre el personal de tiendas de alimentación y productos básicos, mercados y supermercados (17,2%) y de limpieza (16,4%) (figura 11)

Albert Navarro, investigador de POWAH-Facultad de Medicina de la UAB y coautor del informe, considera que “las principales causas por las que las personas ha ido a trabajar con síntomas podrían ser tres: primero, y sobretodo entre el personal sanitario, pero no solamente, un sentimiento intenso de responsabilidad ante la situación excepcional al ser parte decisiva para el bienestar de la ciudadanía en momentos tan graves; segundo, como se ha visto para otras enfermedades o problemas de salud, el no querer sobrecargar a los y las compañeras si se falta al trabajo, ello sin duda causado por un modelo de organizacón del trabajo que no favorece que una persona se quede en casa al sentirse enfermo; por último, para determinados colectivos, pudiera existir una motivación económica que impide quedarse en casa, puesto que hay personas que no pueden permitirse la menor reducción en su salario dado que llegan con muchas dificultades a final de mes, o simplemente no llegan.”
Más del 70% de la población asalariada trabajó sin medidas de protección
Más del 70% de los/as participantes que manifiesta haber ido a trabajar a su empresa u organización, afirma haber trabajado en algún momento sin las medidas de protección adecuadas, siendo este porcentaje ligeramente superior entre los y las trabajadoras de sectores considerados esenciales (73,5%) y que realizaron tareas de atención al público (78,1%). Las ocupaciones más afectadas por esta problemática, han sido las sociosanitarias, así como el personal de tiendas de alimentación y productos básicos, mercados y supermercados.
Como explica Salvador Moncada, epidemiólogo e investigador en ISTAS-CCOO, "estos datos tienen implicaciones muy importantes, aunque pueden tener distintos significados. Muchas empresas no han protegido a sus trabajadoras como debían, pero la gran responsabilidad de sus plantillas, que no han querido dejar desatendida a la población, les ha hecho asumir riesgos excepcionales. La situación de pandemia es nueva, no la habíamos vivido antes, y también parece lógico que se disparen los temores, lo que hace todavía más importante la necesidad de que la acción preventiva de las empresas sea clara, transparente y rápida. Por otro lado, las condiciones de trabajo precarias, los bajos salarios, el temor a perder el empleo o a no encontrar otro si se pierde el actual, actúan como un arma de disciplinamiento que facilita la aceptación de situaciones inaceptables".
El 30,1% de los y las trabajadoras teletrabajaron
Atendiendo a los datos para España de Eurofound, ello significa, según Clara Llorens -investigadora en ISTAS-CCOO y en la UAB- que casi se ha triplicado el numero de personas teletrabajadoras durante la pandemia. La mayor parte (25,2%) lo hizo de forma exclusiva o mayoritaria, mientras el 4,9% restante combinó teletrabajo con asistencia a las instalaciones de la empresa/institución. El teletrabajo fue mucho más frecuente en ocupaciones no manuales. Llorens apunta que “esta es una opción efectiva que pueden usar las empresas para proteger de la pandemia, pero que sólo puede utilizarse en organizaciones que tienen desarrollados recursos para el teletrabajo y sólo en puestos de trabajo teletrabajables, básicamente puestos administrativos y técnicos y profesionales”. “En una estructura productiva en la que la construcción y los servicios de bajo valor añadido, como el comercio y la hostelería, son tan importantes en términos de PIB y empleo, -explica esta socióloga - una parte importante de personas asalariadas no pueden teletrabajar, aunque como muestra el reducido número de personas teletrabajadoras antes de la pandemia, también tiene que ver con formas de gestión laborales arcaicas muy basadas en el presencialismo”.
Todos los resultados del informe se pueden consultar en este enlace.