Los multitudinarios conciertos que alrededor del mundo se organizaron para demandar a los líderes mundiales del G-8, reunidos en Escocia, medidas reales contra la miseria en África, recordaron al mundo una de las más sangrantes caras de la desigualdad y la injusticia. Con elevados niveles de pobreza y desempleo, y un ritmo de desarrollo muy bajo, África también merece atención por las condiciones de salud y seguridad laborales. Así lo han entendido la OIT y la OMS, que en los dos últimos años han empezado a unir sus esfuerzos en una acción conjunta sobre África en esta materia.
El África Subsahariana, con sus bajas tasas de empleo e industrialización, muestra, no obstante, la proporción más alta del planeta en cuanto a accidentes fatales por cada 100.000 trabajadores, según los datos manejados por la OIT para el año 2001. Este organismo internacional estima que, sólo en el África Subsahariana y en 2002, se produjeron más de 257.000 muertes relacionadas con el trabajo, de las cuales 55.000 tenían su origen en lesiones por accidente. También ostenta esta parte del mundo un trágico récord en el número de muertes causadas por sustancias peligrosas, sólo superada, y no en mucho, por China, cuya población económicamente activa multiplica por 25 la del África Subsahariana. Aparte de los sufrimientos causados, todas estas muertes y enfermedades provocan cuantiosas pérdidas económicas en el continente.
Pobreza, precariedad, riesgos laborales, SIDA
Como señalaban los directores regionales de la OIT y la OMS* en un artículo conjunto publicado en Africa Newsletter, 'el número de pobres ha crecido en términos absolutos durante la segunda mitad de los 90 en algunas regiones del mundo, especialmente en África, pero, al mismo tiempo, en el presente, los rápidos cambios en la vida laboral están afectando tanto a la salud de los trabajadores como al entorno'. Para los dirigentes africanos de ambas organizaciones éste es en especial el caso de África, 'donde la introducción de nuevas tecnologías, nuevas sustancias químicas y materiales han conducido a nuevas enfermedades y lesiones de carácter ocupacional o relacionadas con el trabajo, mientras los riesgos tradicionales, tales como altas concentraciones de polvo o ruido en el lugar detrabajo, no han sido resueltas adecuadamente'.
De acuerdo con la mayoría de las fuentes, en la economía formal africana la subcontratación ha ido en aumento, 'más allá de los que requiere el compromiso con los estándares de salud y seguridad'. En países como Zambia, la economía informal es 6 veces superior al sector formal. Por otra parte, el SIDA merma los recursos humanos en todos los sectores y plantea 'una mayor carga en los sistemas básicos de atención sanitaria'.
Inseguridad laboral sin miramientos
Los riesgos que afectan al sector rural son a menudo ignorados. Pero lo que no se puede ignorar es que más de la mitad de los accidentes fatales en el África Subsahariana se producen en el sector agrícola. Abdallahi Ould Mohamed, Secretario General de la Confederación General de Trabajadores de Mauritania (CGTM), explicaba a la agencia Afrol News /CIOSL que en su país, uno de los más pobres del mundo, sin apenas tradición agrícola y menos aún hábitos de comercialización, en los años 80 se pusieron las bases de 'un gran programa destinado a revalorizar el río Senegal que permitió desarrollar la producción y el empleo agrícola asalariado'. De esta forma, dice, 'nació un nuevo polo de desarrollo económico, a costa de una gran explotación de la mano de obra: los salarios son muy bajos y las condiciones muy malas'. Hay una gran precariedad en el empleo sin 'cobertura social alguna' y sin el más mínimo respeto a las 'reglas elementales de higiene y seguridad'.
En la pesca artesanal mauritana, donde hay cuatro veces más empleos que en el ámbito industrial, 'no pasa una semana sin que haya accidentes en el mar y casi no hay chalecos salvavidas ni señales de auxilio'. En la minería, la subcontratación se ha disparado, con nefastas consecuencias: 'el 50% de los efectivos fueron despedidos y luego subcontratados para que ocuparan exactamente los mismos puestos de trabajo, aunque con un salario diez veces menor y sin ventajas como alojamiento o cobertura sanitaria', relata Abdallahi Ould Mohamed.
Ausencia de sistemas de control en salud y seguridad
Muchos países africanos carecen de un programa nacional coherente de salud y seguridad laboral. La cobertura de la inspección de trabajo apenas es del 10 % y 'los presupuestos van a menos aunque el trabajo de los inspectores vaya en aumento', explicaba Sammy Nyambari, director del African Regional Labour Administration Centre. También hay ejemplos de mejoras, como la informatización de la inspección en Kenia. Pero en Mauritania, por ejemplo, 'hay regiones de 600.000 kilómetros cuadrados completamente aisladas, ¡con una sola persona, sin teléfono y sin vehículo!', denunciaba el sindicalista Abdallahi Ould Mohamed, 'Inclusive en Nouakchott, las seis o siete personas encargadas de la inspección no tienen ni auto ni teléfono'.
Una pequeña muestra del ingente trabajo que hay por delante para cambiar las condiciones de trabajo en África. Y en buena medida depende, señalan distintos expertos, de la conciencia que tome del asunto el mundo occidental.
* E. M. Samba, H.A-R. Al Gezairy y Ms Amadi-Njoku en Africa Newsletter (http://www.ttl.fi/internet/english)
Los niños, junto con las mujeres y en general los trabajadores del sector informal, están entre los grupos más vulnerables y necesitados de protección en materia de seguridad y salud laboral.
Una prueba lacerante de que el trabajo indecente se ceba especialmente en África es el hecho de que este continente cuenta con la mayor incidencia de niños económicamente activos, de acuerdo con el último informe de la OIT. En África trabajan el 41% de los niños menores de 15 años o que no han alcanzado la edad en que se completa la escolaridad obligatoria. Más de un 30% de los niños africanos entre 10 y 14 años de edad son trabajadores agrícolas. Se cree que unos 120.000 niños menores de 18 años se han visto obligados a tomar las armas como niños soldados o que trabajan como maleteros militares, mensajeros, cocineros o esclavos sexuales en África.
En Tanzania 'se estima que unos 4.600 niños trabajan en las minas a pequeña escala, donde niños de hasta 8 años de edad trabajan a 30 metros bajo tierra durante ocho horas por día, sin luz ni ventilación adecuadas, constantemente expuestos a accidentes o en peligro de muerte a causa de los derrumbamientos. La OIT destaca un estudio sobre los niños trabajadores en las minas a pequeña escala en Madagascar, donde se ponía de relieve que 'más de la mitad tenían 12 años o menos'.
En Kenia trabajan casi dos millones de niños entre 5 y 17 años de edad, de los cuales un 12,7% no ha ido a la escuela oficial, según datos del gobierno keniano. En Zimbabwe se ha estimado que hasta 5 millones de niños de esas mismas edades se ven obligados a trabajar. También hay niños trabajadores inmigrantes: entre 10.000 y 15.000 niños de Malí trabajan en las plantaciones de Costa de Marfil. Muchos de ellos son víctimas del tráfico de niños. Y si se mira hacia el norte, donde las condiciones económicas parecen ser mejores, se puede ver que en Marruecos, según estimaciones, unos 50.000 niños trabajan como empleados domésticos. Salir de la miseria no debería requerir tan alto precio.