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Aprender a entenderse. En Francia se promueven programas de apoyo al diálogo social

Lun, 15/04/2002 - 12:19
REBECA TORADA

REBECA TORADA

El Ministerio de Trabajo francés y la Agencia Nacional para la Mejora de las Condiciones de Trabajo –ANACT–, han creado un servicio de apoyo al diálogo social con el objetivo de mejorar las relaciones en la empresa y ayudar a los actores a restablecer un clima de confianza que permita plantear los problemas, analizarlos y buscar soluciones.

En 1996 se inició la primera experiencia piloto en la región Rhône-Alpes y el año pasado eran ya diez las regiones que se habían incorporado al proyecto. El balance es positivo: se habla de éxito en más de un 50% de las empresas donde se ha intervenido. La financiación corre a cargo del Ministerio de Trabajo y la responsabilidad es compartida por éste y por la ANACT. La intervención puede ser a petición de cualquiera de las partes o sugerida por la Inspección de Trabajo, si bien es requisito indispensable que ambas partes acepten la mediación.

'El problema no son los conflictos, sino que éstos no conduzcan a nada'

Son palabras de Roger Cayzelle, vicepresidente de la oficina territorial de ANACT en la región de Lorraine. No se trata de un proceso de conciliación, pues no se persigue el acuerdo. Tampoco se trata de suplantar la legitimidad de las partes en la negociación. El objetivo es que sean los propios actores sociales quienes acepten buscar y elaborar propuestas de solución. Los facilitadores intervienen sobre las formas para que los actores mejoren el fondo, para ello desligan del diálogo social los problemas emocionales, relacionales y los malentendidos. Potencian entre las partes la escucha recíproca, el respeto, la empatía, la capacidad de entender el sentido que cada cual le da a las palabras, y la comprensión de los esquemas y las representaciones que construye la otra parte. En definitiva tienen como misión acompañar a los actores sociales en la reconducción de las relaciones de trabajo.

Una vez aceptada la mediación por las partes, se forma un equipo de intervención con dos personas seleccionadas entre los tres perfiles que se incluyen en el programa: expertos de la red ANACT, inspectores de trabajo y consultores especializados. Este equipo de facilitadores es a su vez ayudado por un equipo de referencia que no interviene directamente en la empresa. Existen dos modalidades de intervención. Una corta de tres días, en los que se trata de poner de manifiesto los desfases entre la situación actual y las expectativas de los actores sociales. En otros casos se requiere un trabajo en mayor profundidad, de varios meses, para que diferentes colectivos de la empresa puedan realizar un diagnóstico de la situación y elaborar propuestas de soluciones.

Del escepticismo a la colaboración

El caso del casino-hotel Imperial Palace es un buen ejemplo de cambio de actitudes tanto en la dirección de la empresa como en la representación sindical. Cuando el Inspector de Trabajo propuso la intervención de apoyo, ambas partes mostraban desconfianza respecto a la imparcialidad del equipo. Se formaron tres grupos: mandos intermedios, delegados sindicales y trabajadores. Durante seis meses mantuvieron reuniones para identificar los problemas y proponer soluciones. Las propuestas se agruparon en cinco grandes temas: negociación colectiva, relaciones entre personal de sectores diferentes, revalorización del papel de los mandos intermedios; relaciones humanas y mejora de la comunicación interna. Tras la experiencia las dos partes se han comprometido a respetar el diálogo, a evitar enfrentamientos estériles y ataques personales y a mejorar la comunicación. La representación sindical valora positivamente los logros tanto por el diálogo con la dirección como por la creación de una intersindical donde los diferentes sindicatos han tenido oportunidad de reencontrarse.

En el Puerto Comercial de Sète, tras cinco años de estancamiento del diálogo social y con un clima realmente tempestuoso de micro-conflictos permanentes, se aceptó la intervención un año después de que fuera propuesta por la Inspección de Trabajo. También en este caso hubo dudas iniciales. Después de seis meses los delegados afirman: 'Hemos aprendido a dialogar, ellos (los facilitadores) han mantenido bien el hilo conductor de las negociaciones, descartando los temas ambiguos o fuera de contexto'. Por su parte, el representante de la empresa manifiesta: 'Han encauzado el diálogo, nos han impuesto una disciplina. Y no se puede negar que han identificado cuándo alguien no había comprendido algo.'

Promover el diálogo social

Diversas situaciones pueden requerir apoyo al diálogo social. Puede tratarse de la incapacidad para defender los puntos de vista propios e, incluso, para exponerlos. Otras veces, los interlocutores no están en condiciones de entender los argumentos de la otra parte. En ocasiones es a la salida de un conflicto duro cuando se pueden entrever problemas de fondo de mayor envergadura, de los que el conflicto no ha sido más que la punta del iceberg. Puede también darse la situación de que no haya conflicto declarado sino un clima deteriorado de malestar que se expresa con un exceso de formalismo o legalismo.

'El dialogo social es un valor en sí mismo, pero es también un elemento de progreso social', reflexiona Jean-Denis Combrexelle, Director de Relaciones Labo-rales del Ministerio de Trabajo francés, 'lo que pregonamos es una intervención preventiva que permita instaurar o reanudar un diálogo social eficaz'.

 

Decálogo del apoyo al diálogo social

  1. La intervención se basa en el acuerdo previo de las partes, dirección y sindicatos de la empresa.

  2. No tiene como objetivo resolver un conflicto en caliente.

  3. No sustituye la negociación ni el funcionamiento de las instituciones representativas del personal.

  4. Son las partes las que aceptan identificar los problemas, formular propuestas, estudiarlas, acordar los cambios para mejorar sus relaciones y resolver sus problemas.

  5. Los interventores –facilitadores- pueden pedir colaboración a todos los niveles y actores de la empresa: dirección, representantes sindicales, trabajadores, mandos intermedios.

  6. Tienen como objetivo resolver los problemas y no identificar responsables.

  7. Buscan que las partes identifiquen un terreno que les sea común.

  8. La intervención no es más que un principio en la mejora de las relaciones de trabajo.

  9. Se limita a los aspectos que pueden ser objeto de consenso entre las partes, sin negar los puntos de divergencia

  10. Los acuerdos entre las partes se basan en su buena fe y no tiene valor jurídico.