Gobierno de españa - ministerio de trabajo migraciones y seguridad socail

Riesgos biológicos: un caso de fiebre Q en Las Palmas abre la vía para el reconocimiento

Dom, 15/10/2017 - 12:19
BERTA CHULVI
Acción sindical

Javier Alonso Robaina, un bombero del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, ha conseguido, tras pasar por los tribunales, que se reconozca el origen profesional de una patología, la fiebre Q, que contrajo en el ejercicio de su trabajo y que ha derivado en la amputación de sus dos piernas. Se abre así el debate sobre los riesgos biológicos a los que están expuestos los bomberos y bomberas.

El infarto repentino que sufrió Javier Alonso fue el inicio del cuadro médico que acabó con el diagnóstico de fiebre Q que le supuso la sustitución de la válvula aórtica por prótesis mecánica y la necrosis de los miembros inferiores con amputación de parte de las dos piernas. La fiebre Q es una enfermedad causada por la bacteria Coxiella burnetii, una bacteria que se encuentra frecuentemente en el ganado vacuno, ovejas y cabras y en otros mamíferos domésticos. Se trata de un bacilo gramnegativo de pequeño tamaño que crece exclusivamente en células eucariotas, aunque puede formar unas pseudoesporas capaces de sobrevivir fuera de las células, pasar a otras partes del organismo y a las heces y transmitirse de un ser vivo a otro. Las bacterias y sus pseudoesporas pueden encontrarse principalmente en cadáveres, leche, placentas, líquido amniótico, orinas y heces.

Como explica Víctor Monzón, delegado de CCOO y compañero de servicio de Javier Alonso, "en la playa de Las Canteras, la playa urbana principal de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, los bomberos en ocasiones actuamos para rescatar animales muertos "un toro, una vaca o una cabra, por ejemplo", porque hay un matadero en la zona norte de la isla y a veces aparecen cadáveres en el agua. O también tenemos que intervenir en zonas semirrurales donde convivimos con garrapatas u otros animales muertos. Javier, que nunca ha tenido animales domésticos, contrajo la fiebre Q, muy posiblemente, en uno de estos escenarios en los que trabajamos habitualmente, sin ningún tipo de protección respiratoria, porque nadie nos ha informado o formado frente a los riesgos biológicos y damos por hecho que la principal vía de contagio en este tipo de servicios es la cutánea".

Cuando el trabajador reclamó al Ayuntamiento de Las Palmas, a la Seguridad Social y a la mutua Asepeyo que se considerara el contagio de origen laboral y su patología de carácter profesional, se encontró con una negativa y se vio obligado a recurrir a los tribunales de justicia. Examinados los hechos, el Juzgado de lo Social nº 7 de Las Palmas de Gran Canaria ha estimado la demanda de Javier Alonso en base a los siguientes fundamentos de derecho: el ordenamiento jurídico español, a diferencia del accidente de trabajo, en la enfermedad profesional no exige la "prueba del nexo causal lesión-trabajo", sino la inclusión de la enfermedad en el Real Decreto 1299/2006 y su atribución a alguna de las profesiones que el mismo recoge. La fiebre Q se encuentra incluida en dicho listado entre las enfermedades causadas por agentes biológicos que pueden contraer las personas que se ocupan de "la prevención, asistencia médica y actividades en las que se ha probado un riesgo de infección" y entre las actividades comprendidas se incluye el "personal de auxilio y el personal de orden público". El juez estima que la profesión de bombero se puede incluir entre las profesiones de orden público dirigidas a la protección de las personas y de los bienes. "No cabe duda "afirma la sentencia" que la labor de los bomberos puede incluirse en el concepto de orden público, máxime cuando la práctica nos indica que la labor policial, médica y de los bomberos coincide en muchas ocasiones en situaciones como accidentes graves en materia de tráfico, desalojo o inundaciones".

Como señala Víctor Monzón, delegado de CCOO en el Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, "se trata de una sentencia muy importante en relación a la necesidad de prevenir la exposición de los bomberos a los riesgos biológicos mediante la formación y los EPI adecuados, ya que muy a menudo realizan servicios en entornos contaminados con basuras orgánicas y cadáveres de animales".